Estamos inmersos a nivel mundial en una pandemia que está afectando de distinta forma a las personas y que nos mantiene confinados en nuestras casas.
Aquellas que ya sufrían algún trastorno previo a esta crisis, lo están viviendo peor, como es el caso de las personas que presentan trastornos de ansiedad y en una variante concreta, las personas que padecen claustrofobia o miedo a los espacios cerrados.
Estas personas se han visto atrapados/as en sus casas, y ahora además, en la desescalada, han de ponerse mascarilla para salir y sentir la angustiosa sensación de ahogo de forma muy acusada.

pisos colmena
Aunque existen más trastornos de ansiedad que los expuestos en la imagen siguiente, cito solamente los que pueden ocasionar cierta confusión, como es el caso de trastornos como el de Pánico y la Agorafobia que están considerados como trastornos con entidad propia, pero que comparten ciertos aspectos con la fobia específica a los sitios cerrados.
Si quieres conocer en qué consisten las fobias, te dejo a continuación un vídeo de mi canal.
¿Qué es la claustrofobia?
Entendemos por claustrofobia al miedo a quedarse atrapado en espacios cerrados y de difícil huida.
El término procede del latín claustrum, cerrojo o cerrado y del griego fobos: miedo o temor.

cierre automático wc
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales DSM-5, 2014, la claustrofobia está clasificada dentro de los Trastornos de Ansiedad y se considera una fobia específica, subtipo situacional.
Para que sea considerada como una fobia específica ha de cumplir estos criterios:
- Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica
- Casi siempre provoca miedo o ansiedad inmediata.
- Se evita o resiste con ansiedad intensa.
- El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantea y al contexto sociocultural; es persistente, y dura seis o más meses.
- Causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
- La alteración no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental
El concepto de claustrofobia se ha ampliado en los últimos años y se considera complejo. Rachman y Taylor (1993) plantean que las personas que sufren este trastorno no temen la situación en sí, sino el miedo a lo que les pudiera pasar, es decir, miedo a las consecuencias de estar en un lugar cerrado o pequeño:
La primera consecuencia es el miedo a la restricción, que incluye tanto la restricción de movimientos (no poderse mover) o el confinamiento (no poder salir) de estos lugares pequeños o cerrados
Este tipo de miedo se debe a una respuesta adaptativa de la especie que nos permite escaparnos de las situaciones que percibimos como amenazantes.
Y la segunda consecuencia es el miedo a la asfixia. Bien sea por factores externos a la persona como pensar que no hay aire, o no habrá el suficiente, o bien por causa interna como no poder respirar bien por algún problema fisiológico.
En este sentido, la ya familiar mascarilla nos priva de la sensación de notar el aire en la cara y puede dar a las personas claustrofóbicas la sensación de que no hay suficiente oxígeno para respirar bien.
Pensamientos irracionales en la claustrofobia
Cuando se padece de claustrofobia los pensamientos están focalizados con el temor a estos dos tipos de consecuencias, la restricción y la asfixia. Aunque son temores irracionales que se fundamentan en sensaciones y no en evidencias, no los puede evitar, aunque entienda que su manera de evaluar la situación no tiene lógica.
Relacionados con la restricción
- En situación de confinamiento: “No puedo salir de casa”, “estoy encerrado/a”, “no soporto el no salir”, “no lo aguantaré” …
- En situación de normalidad: “No podré Salir” (del lavabo si se atasca el pestillo, del avión cuando cierren las puertas, del ascensor si se avería…) “estoy atrapad/a” …
Relacionados con la asfixia:
“Me voy a quedar sin aire”, “me moriré asfixiado/a”, “no puedo respirar bien”, “tengo un problema respiratorio” …
Además, se teme perder el control y/o tener un ataque de pánico con las consecuencias negativas que también tiene, como hacer el ridículo o llegar a pensar que uno se muere, al no entender los síntomas que está sintiendo.
Estos pensamientos se formulan en futuro cuando se anticipan las consecuencias catastrofistas ante la posibilidad de estar en la situación temida.
Los pensamientos se relacionan con la percepción de vulnerabilidad personal de incapacidad o debilidad para afrontar la situación. Se añade además la percepción desproporcionada de amenaza.
¿Cuáles son los síntomas de la claustrofobia?
Los síntomas, relativos a la activación del sistema nervioso simpático, pueden ser diversos, en número y grado hasta llegar a la máxima intensidad, que es cuando hablamos del ataque de pánico.
La intensidad depende de distintas variables, como la predisposición biológica, la presencia de personas que proporcionan seguridad, el acercamiento a los lugares y el tiempo en el que está en estos.
Qué lugares se evitan o se sufren con ansiedad
La claustrofobia puede darse en lugares como:
- Lavabos públicos
- Ascensores pequeños o muy llenos
- Garajes, sótanos
- Habitaciones pequeñas y/o oscuras
- Resonancia magnética
- Lugares oscuros
- Grutas, catacumbas,
- Escaleras de campanarios
- Túneles
Si abarca otros lugares abiertos o distintos a los espacios cerrados o pequeños y te incapacita para hacer vida normal, es que sufres agorafobia.
Comportamiento de las personas con claustrofobia
En el caso de tener que estar en estos lugares temidos, se viven con gran angustia y, por ejemplo, suelen situarse cerca de la salida, no cierran el pestillo del lavabo, piden la resonancia magnética abierta, se les hacen interminables trayectos que solo duran unos minutos percibiéndose de manera distorsionada, porque se pone el foco de atención en lo que se teme.
Siempre que pueda, por regla general, la persona evitará ir a los lugares temidos o estar el mínimo tiempo posible. Con el confinamiento la propia casa se puede convertir en un lugar asfixiante sobre todo si se dispone de poco espacio y además no tiene ninguna salida al exterior.
¿Cuáles son las causas de la claustrofobia?
El origen de los problemas de ansiedad y/o fobias se relaciona con una vulnerabilidad biológica y vulnerabilidad psicológica por vivencias en la infancia o experiencias aversivas durante el transcurso de la vida en un espacio pequeño u oscuro. Por ejemplo, hay personas que de pequeños han estado encerrados/as en una habitación oscura cuando se portaban mal, o se han quedado atrapadas unos minutos en un ascensor, o un lavabo, etc. El hecho de sentirse atrapado físicamente sin escapatoria predispone al desarrollo de la claustrofobia.
Esta fobia puede darse en la infancia o en la edad adulta, aunque la edad de inicio promedio suele situarse en la veintena (Öst, 1987, 1992a).
Por otra parte, podemos aprender lo que es o no peligroso, mediante la observación directa de lo que les sucede a los demás o indirectamente viéndolo en una película o simplemente escuchándolo en un relato (aprendizaje vicario o también conocido como aprendizaje social).
El estrés favorece la precipitación de este problema. Así personas que pensaban que no tenían claustrofobia, pueden sufrirla ahora en el confinamiento.
Esta situación de obligado cumplimiento genera más ansiedad a las personas que ya eran vulnerables antes de la crisis covid-19. A nadie nos gusta que nos priven de la libertad de movernos cuando queremos. Concurren, por una parte, la necesidad del confinamiento por el bien de nuestra salud física y la de todos, y por otra parte la vulneración del derecho y la necesidad de libertad.
El problema, como todas las fobias, se mantiene y se refuerza principalmente al evitar el lugar o la situación temida. La dopamina que se libera al evitar la situación nos proporciona una gran alivio y placer, teniendo un doble efecto, ya que además de no tener ansiedad, se siente placer.
Claustrofobia, ataques de pánico y agorafobia
Las personas con claustrofobia pueden tener miedo no sólo a asfixiarse o a no poder salir de un sitio, sino también miedo a volverse locos, perder el control o tener un ataque de pánico.
Además, las fobias situacionales se pueden dar de manera independiente o bien como parte de la agorafobia.
¿Qué es un ataque de pánico?
Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo o de malestar intenso que alcanza su pico en minutos. Se puede dar cuando se está ansioso/a, pero también por extraño que parezca cuando se está tranquilo/a.
No es lo mismo el ataque de pánico, que no está considerado como un trastorno mental, que el trastorno de pánico, que es cuando los ataques de pánico suceden a menudo y no se explican por otras fobias.
El ataque de pánico se puede producir en el contexto de cualquier trastorno de ansiedad (fobia social, agorafobia…) así como en otros trastornos mentales (trastorno por estrés postraumático, y en algunas afecciones médicas (hipertiroidismo…).
Se sufre un ataque de pánico cuando se dan al menos cuatro de los siguientes síntomas, tanto al anticipar las situaciones temidas, como cuando se ha de exponer la persona a ellas.
- Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.
- Sudoración.
- Temblor o sacudidas.
- Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
- Sensación de ahogo.
- Dolor o molestias en el tórax.
- Náuseas o malestar abdominal.
- Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
- Escalofríos o sensación de calor.
- Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
- Miedo a perder el control o de “volverse loco.”
- Miedo a morir.
Si el miedo es más incapacitante y abarca más situaciones, entonces se trata de agorafobia.
¿Qué es la agorafobia?
La persona que sufre agorafobia tiene un miedo o ansiedad intensa a dos (o más) de las siguientes situaciones:
- Uso del transporte público (p. ej., automóviles, autobuses, trenes, barcos, aviones).
- Estar en espacios abiertos (p. ej., zonas de estacionamiento, mercados, puentes).
- Estar en sitios cerrados (p. ej., tiendas, teatros, cines).
- Hacer cola o estar en medio de una multitud.
- Estar fuera de casa solo.
La agorafobia es más limitante, ya que afecta a actividades que solemos hacer en el día a día.
El miedo se va generalizando insidiosamente y en un grado severo el círculo se estrecha hasta que la persona no puede salir de su casa.
Claustrofobia y agorafobia
En qué se parecen
El denominador común entre la claustrofobia y la agorafobia es el miedo a sufrir una crisis de pánico y sentirse atrapado/a al no poder escapar de la situación considerada peligrosa. En todos los trastornos de ansiedad la persona se esfuerza por mantener el control y evitar el ataque de pánico, lo cual produce el efecto contrario.
En la agorafobia, también se da el miedo a estar en lugares cerrados y pequeños, como ascensores, garajes, cines, etc., pero se extiende a un rango más amplio de situaciones.
En qué se diferencian
La diferencia es que son etimológicamente hablando conceptos opuestos, ya que en el caso de la claustrofobia el miedo se da ante lugares cerrados y en la agorafobia a los espacios abiertos, aunque se da tanto en lugares espaciosos como en pequeños y cerrados.
Lo que ocurre es que el término de agorafobia procede el griego ágora, que significa plaza pública, y parece que solo se circunscriba a lugares abiertos.
¿Cómo se puede tratar la claustrofobia?
Para tratar y superar la claustrofobia hay que dotar a las personas de recursos ante las crisis de ansiedad y recuperar el control de la situación por si mismas.
Tratamiento cognitivo-conductual de la claustrofobia
El tratamiento cognitivo-conductual tiene la suficiente evidencia empírica en cuanto a la forma de evaluar y de tratar, entre otros, los problemas de ansiedad.
En el tratamiento se utiliza la respiración diafragmática, ya que ha demostrado que disminuye la activación fisiológica de la ansiedad.
Puedes ver a continuación un vídeo en el que Anna Ferran Roig, especialista en fisioterapia respiratoria, te explica como respirar de modo especial para la ansiedad y en el que también te doy unas nociones básicas sobre este problema.
También hay que abordar los pensamientos catastrofistas e incapacitantes mediante técnicas cognitivas, en las que el profesional de la psicología va guiando al paciente a lo largo del proceso terapéutico para que pueda pensar de manera más objetiva.
La Terapia cognitivo conductual de tercera generación, pretende que la persona que tiene un problema de ansiedad llegue a la aceptación de la situación y al compromiso de alinear sus valores con las acciones superando la interferencia del miedo. Para ello una técnica efectiva es el mindfulness.
Tratamiento de la claustrofobia con Realidad Virtual
Otra técnica imprescindible, es la exposición a las situaciones temidas. Bien sea en la realidad, o mediante la herramienta de la Realidad Virtual.
La Realidad Virtual no solo trata la claustrofobia, sino otras fobias, por sus enormes ventajas.
Mediante la Realidad Virtual, se expone a la persona poco a poco a los entornos que teme y el terapeuta le va guiando en sus pasos de superación controlando los estímulos y adaptándolos a cada paciente.
Uso de mascarillas y claustrofobia
Por otra parte, hay que contextualizar la terapia y no solo enfocar el tratamiento a la superación de la fobia. Es necesario para combatir esta pandemia priorizar el bien común por encima de nuestras limitaciones, comodidades y/o necesidades personales.
Es importante que se encuentre un sentido a la vida y adaptarlo a las circunstancias.
El uso de la mascarilla va a ser imprescindible y en este caso recomendaría a las personas con claustrofobia que no las toleráis que las llevéis en casa cada día un rato.
Ahora nos encontramos que muchas de las cosas que hacíamos, a corto plazo o bien no las podremos hacer o ya no las querremos hacer. La escala de valores quizá ya no sea la misma que antes y nuestros hábitos tampoco.
Ir aumentando el tiempo, desde medio minuto o un minuto hasta tiempos más prolongados. Mientras tanto se pueden ir haciendo tareas y la alarma del móvil os puede avisar. No ampliar el tiempo si la ansiedad no ha descendido a la mitad.
Por ejemplo, si he tolerado un minuto, volver a repetirlo y si lo tolero bien, puedo aumentar a 2 minutos. Si os produce una ansiedad muy alta, exponeros solo un minuto y medio. Y repetir otra vez hasta que la ansiedad baje. Y así sucesivamente.
Por otra parte, ir haciendo ejercicios de respiración diafragmática en otro momento del día es muy beneficioso.
También es muy importante que os digáis a vosotros mismos que lo podréis superar, porque la vulnerabilidad está en el pensamiento y éste se puede modificar.
Ponerse en manos de un profesional de la psicología en estos momentos puede ayudar a iniciar el proceso de superar la fobia que ya se tenía o se ha precipitado en este confinamiento.
Si crees que puedo ayudarte o necesitas más información, puedes contactar conmigo.
Bibliografía:
- American Psychiatric Association (2013). DSM-5. Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th Edition). Washington, DC: Author.
- Bados, Arturo. (2017). Fobias específicas. Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona.
- Tortella-Feliu, Miquel (2014) Los Trastornos de Ansiedad en el DSM-5 Cuadernos de Medicina Psicomática y Psiquiatría de enlace. Revista Iberoamericana de Psicosomática, 62 Nº 110