Publicado por Teresa - el 02/08/2017 - Archivado en Psicología - 0 Comments

Generalmente, madres y padres hablan a sus bebés con el cariño, el tono y la sensibilidad que se requiere. Y lo cierto es que el niño sólo aprende si le hablas. Antes de llegar a balbucear, manifiesta sus sentimientos de forma innata a través de la expresión de su cara, de modo que los sentimientos de agrado o de satisfacción los muestra con una sonrisa y los de dolor o disgusto, con una mueca. Estos movimientos del rostro y del cuerpo son su forma de hablar.

Cuando tiene algunos meses, es sensible a la tonalidad, a la musicalidad y a las expresiones de los rostros de los cuidadores. El balbuceo ya está marcado por la lengua, aunque se parece mucho entre los diferentes países.

El bebé está dotado desde que nace y hasta aproximadamente los 6 meses para todas las lenguas, pero prefiere la lengua que ha oído en el útero, la materna. Alrededor de los 8 meses, las entonaciones y acentuaciones se van diferenciando según el idioma y, en los diez primeros meses, el niño está predispuesto para hablar en cualquier lengua. Este balbuceo aparece de forma brusca, primero con una sílaba aislada y, luego, con una serie de sílabas repetidas y sonidos variados.

Sus primeras palabras son “papá” y “mamá” y, aunque en realidad no llama a los padres, le sirven para animar a sus progenitores a interactuar más con él. De hecho, no establece ninguna diferencia en esta etapa entre ambos, aunque los dos pertenecen a la categoría de “padres”.

Existen grandes diferencias entre los niños en el desarrollo del lenguaje

A partir de los 15 meses, comprende unos cientos de palabras que no puede expresar y a medida que crece va produciendo las que conoce hasta pronunciar frases. En esta etapa, da largos discursos jugando con las entonaciones.

A los 2 años mejora la pronunciación, e imitar las muecas de los adultos es uno de sus juegos preferidos. Entre los 24 y 36 meses adquiere una palabra cada hora, aproximadamente.

Las “palabrotas” llegan hacia los 2 años y medio o 3; dirá caca, pipí, culo, etc. por placer, porque se encuentra en la etapa de la adquisición del sentido de la limpieza y para conocer los límites impuestos por los adultos.

Alrededor de los 3 años, el vocabulario del niño se amplía mucho, construye frases más complicadas y utiliza el habla para acompañar y reforzar sus acciones, por lo que es posible que lo descubramos hablando solo. Es la edad de empezar a hacer preguntas y de descubrir el “yo”.

Algunos consejos:

  • Escucha su balbuceo. Utilizará diferentes melodías y ritmos, dependiendo de sus necesidades.
  • Juega con tu bebé. Además de establecer una buena interacción, le facilita el acceso al lenguaje. Uno de sus juegos preferidos es imitar las muecas que les hacemos.
  • Usa la forma interrogativa de las frases. No es capaz de responder, pero le incita al diálogo y a la elección.
  • Su aparato fonador es distinto del adulto. Si imitas sonidos con “r” (ruidos del motor de un coche o de una moto) o le cantas canciones en las que se escuche este sonido, le ayudarás a adquirirlo.
  • En el caso de bilingüismo, es recomendable que cada uno le hable siempre en su idioma, para que tenga referencias fijas. Pueden aprender de dos a tres lenguas más.
  • Léele cuentos a partir de los 10-11 meses. Ampliarás su mundo.
  • Para facilitar su aprendizaje, a partir de los 2 años no le hables como a un bebé, aunque sus palabras no sean correctas.
  • Hacia los 3 años. da respuestas claras, sencillas e inmediatas a sus preguntas. Evita que tu hijo tenga la impresión de que le escondes algo. Evita responderle con rodeos, bromas o demasiados detalles.

Existen grandes diferencias entre los niños en el desarrollo del lenguaje. Unos son más precoces que otros y,  no se considera que haya problemas en el habla antes de los 3 años de edad.

Te animo a que aproveches cualquier rato para contarle cuentos y hablarle de forma tranquila y clara. Los padres, las madres y otros cuidadores son esenciales para impulsar el desarrollo del lenguaje.

 

 

 

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