Quererte no es egoísmo ni implica que quieras posicionarte por encima de los demás. Sin embargo, en función de la educación que hayas recibido, te puedes sentir mal en la actualidad en situaciones o momentos en los que te priorizas o te lo pasas bien.
La autoestima es el valor que te das a ti mismo a través de la percepción de distintos aspectos que conforman tu persona, el impacto que tiene en tu manera de funcionar personal y en la interacción con las demás personas.
Los componentes de la autoestima
La autoestima consta de varios componentes:
El autoconcepto
El autoconcepto es lo que piensas de ti, tu identidad, con el impacto que supone en los distintos roles que desempeñas: soy madre, padre, hija, socio, vecina, estudiante, jefa… y desde ese "SOY" funcionas y te relacionas.
La autoimagen
La autoimagen es cuánto te gustas o cuanto de atractivo/a te ves. Hay etapas de la vida en las que te focalizas más en tus “defectos” físicos y necesitas seguir los criterios que marca la sociedad.
Los autorefuerzos
Los autorefuerzos son los premios te das, bien sean mediante frases positivas que te dices o actividades que te cargan las pilas. A veces, puede ser que hagas muchas cosas para hacerle la vida feliz a los demás y te olvides de ti.
La autoeficacia
La autoeficacia es la confianza que tienes en ti en resolver problemas y lo eficaz que te sabes en determinadas tareas o trabajos. Puede ser que tengas poca confianza en ti y necesites la reafirmación constante de los demás.
La competencia sexual
La competencia sexual es la percepción de cuánto disfrutas y haces disfrutar. Una autoestima baja, te puede impedir que sientas satisfacción en esta área.
La seguridad en uno mismo se va adquiriendo en la juventud y se consolida entre los 30-40 años, etapa en la que sabemos discriminar entre lo que debemos aceptar y lo que podemos cambiar. Este proceso nos lleva hacia la madurez, que normalmente se alcanza a partir de los 45-50 años.
Cómo se va formando la autoestima
Todos hemos vivido experiencias que, sin la necesidad de que sean traumáticas, nos han marcado en función del tipo de familia y del entorno sociocultural en el que hemos crecido. La visión que tenemos de nosotros mismos, de los demás y del mundo, se gesta en la infancia y se modela poco a poco a lo largo de la vida. Primero en casa, en nuestro “micromundo”, después a través de la experiencia académica y más adelante en la interacción con el entorno laboral.
Las primeras experiencias
La sociedad en general ha de ser consciente de la importancia de las experiencias en los primeros años de vida. Por este motivo, todo aquello que decimos a los niños y niñas está influyendo directamente en la formación de su autoestima.
En las primeras interacciones en el ambiente familiar, una actitud parental negligente, exigente o demasiado autoritaria, en la que no tenga espacio para que se exprese el niño, le moverá a callarse y a pensar que no tiene nada interesante que aportar. Es necesario permitir la expresión de las emociones y a la vez, poco a poco, ir ayudándoles a que las canalicen adecuadamente.
Sabemos que en la escuela se producen situaciones que, condicionan y marcan especialmente, en el caso de haber sido víctima de acoso escolar y no haber recibido el apoyo necesario. Por este motivo, es muy importante las escuelas cuenten con un protocolo específico para el bullying.
El hecho de que se burlen de alguna característica tuya o defecto, o te pongan un mote en el colegio, te lleva a interiorizar que no eres aceptado socialmente. Además, el hecho de que oigas desde pequeño cómo se critica a los demás, te facilita que posteriormente tengas temor a ser evaluado negativamente.
No es muy difícil que la autoestima vaya cayendo en picado, sobre todo en la adolescencia debido a los grandes cambios que se dan, tanto a nivel físico como psicológico, y que se mantenga en niveles bajos a lo largo de la vida adulta, sino se aprende que, ese “soy” se puede cambiar.
Puedes ver a continuación el vídeo de mi canal en el que te resumo la información sobre la Autoestima.
¿Cómo nos afecta una baja autoestima?
La baja autoestima puede ser causa o consecuencia de problemas.
En el terreno afectivo, el hecho de atrevernos o no a conquistar a la persona que nos gusta, expresar nuestra opinión y preferencias, o negociar en una relación de convivencia condicionan sin duda nuestro bienestar personal.
En el mundo académico, compararnos con nosotros mismos y creer en la capacidad que tenemos para conseguir los objetivos nos permite avanzar a nivel intelectual, interactuar con comodidad con los compañeros y adquirir cada vez más, confianza en nosotros.
En el ámbito laboral, una persona segura es capaz de acudir a entrevistas, pedir aclaraciones sobre temas que le afectan (tareas, remuneración, etc.) y comunicarse con el equipo o superiores de forma efectiva, poniendo límites para no sufrir mobbing.
Continuamente tomamos decisiones e interactuamos en distintas situaciones en las que, podemos destacar por nuestra iniciativa y comunicación empática o, en el polo contrario, pasar desapercibidos e interactuar con un estilo de comunicación pasivo.
Cualquier persona que participe en actividades sociales se tiene que valorar para ser valorado y apreciado como persona, no solo por su utilidad o rol que ejerza. La persona que se tiene estima defiende sus derechos porque tiene habilidades sociales, lo que le permite gestionar su día a día con seguridad. Tener esta aptitud no significa que seas inmune a los hechos aversivos, ni te evita que no tengas problemas, pero sí te capacita para solucionar los conflictos de manera asertiva y satisfactoria.
Lo que te dices te condiciona
Cada uno de nosotros tenemos un lenguaje particular que nos va hablando a modo de frases automáticas.
Cuando se goza de una buena autoestima, este lenguaje interior nos ayuda a reafirmar nuestro yo y es motor de nuestras acciones. Sin embargo, cuando hemos aprendido que no somos aceptados, ni queribles, ni competentes, nuestros pensamientos automáticos nos influencian negativamente, bloqueando o interfiriendo en nuestros objetivos.
Algunos ejemplos de pensamientos negativos característicos que nos bloquean en diferentes situaciones:
“No puedo decir nada, no debo hablar”, “No tengo solución”, “Hago las cosas peor que mi compañero…” “¿Y si me equivoco?”, “Me acosa y no sé qué hacer”, “No sé qué haría sin él/ella”, “Nadie me querrá”, “Tengo que aguantar”, “En el fondo tiene su lado bueno”, “No soy tan guapa como…”, “No merezco ser feliz”, ¿Y si no puedo llegar a…?”, “Seguro que a mí me sale mal”, “No tengo buen tipo”, “Si tuviera otras piernas”, “Mi trabajo aún no está bien”, “Hasta que no esté como me gusta…”, “No le intereso a nadie”, “Nadie me pregunta”, “No me llaman”.
Detrás de estos pensamientos existen unas creencias o esquemas mentales sobre nosotros que se reducen a un yo “SOY” que nos invalida o nos inhiben.
"Soy feo/a", "Soy un desastre", "Soy incompetente", "Soy aburrido/a"...
Un modelo de sociedad que nos enferma
Ante una sociedad que potencia la competitividad con los demás, donde prima la economía y no tiene en cuenta los valores, nos interesa reforzar nuestra autoestima, lo cual no es incompatible con tener conciencia colectiva. Nos interesa utilizar todos los recursos que tenemos a nuestro alcance para generarnos el bienestar que nos merecemos.
Cómo mejorar tu autoestima
Aparca el “tener” y persigue el “ser”
- Ten una actitud de confianza y compórtate como una persona segura (manera de caminar, postura, tono de voz, etc.)
- Plantéate objetivos realistas adecuados a tus posibilidades potenciales y gestiona los plazos
- Busca más puntos fuertes (cualidades, aptitudes) y tus logros (lo que has conseguido)
- Refuérzate con actividades que te gusten, ya sea en solitario o en compañía
- Rodéate de personas que te hagan sentir bien, y sean sinceras contigo
- Detecta frases negativas hacia ti o hacia tus sueños y neutralízalas con asertividad
- Compárate sólo contigo (cada uno es distinto, especial y único)
- Antes que tus roles, eres persona
- Busca un motivo que de sentido a tu vida en el que te conecte con el bien común
Quererte es pensar bien de ti, no juzgarte, perdonarte los errores, no culparte (sí responsabilizarte), verte guapo/a porque resaltas tus cualidades y minimizas tus imperfecciones, premiarte con detalles como harías con tu enamorado/a, saberte eficaz en tu terreno y aceptar que no lo sabes todo.
Por estos motivos, quererte no es egoísmo ni implica que quieras posicionarte por encima de los demás. Es apreciarte, valorarte, mimarte y trabajar hacia la madurez, siendo coherente con tus valores personales.
Si crees que necesitas ayuda para mejorar tu autoestima, puedes contactar conmigo, y con mucho gusto te atenderé.