¿Qué es la amaxofobia?
El miedo a conducir o amaxofobia, consiste en sufrir un estado de inquietud desproporcionado ante la idea o el hecho de tener que conducir. Es importante que conozcas qué es la amaxofobia y cómo puedes superarla, ya que puede ser que te lleve a restringir tu área de conducción a vías o lugares conocidos, momentos del día en los que hay menos tráfico… y/o supedites subirte al coche a otras condiciones en las que te sientas más seguro/a o bien que ya te impida conducir.
Etimológicamente, la palabra "amaxofobia" proviene del griego ἄμαξα “amaxa” que significa carro y de φόβος “'fobia” que significa temor.
Según los criterios diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 de la American Psychiatric Association (2013), se clasifica la amaxofobia como una fobia específica situacional incluida en los trastornos de ansiedad.
Los criterios que se han de dar son:
- Miedo o ansiedad intensa ante un objeto o situación específica (conducir)
- El objeto o situación casi siempre provoca miedo o ansiedad inmediata
- Se evita o se vive con ansiedad intensa
- El miedo es desproporcionado al peligro real
- El miedo o la ansiedad es persistente
- Dura típicamente seis o más meses
- Causa malestar clínicamente significativo o deterioro en áreas importantes del funcionamiento
La edad de inicio suele situarse alrededor de los 25 -33 años y el porcentaje de mujeres es superior al de hombres.
¿Qué síntomas provoca el miedo a conducir?
Al hablar de síntomas nos referimos principalmente a la hiperactivación del sistema nervioso vegetativo simpático cuando nos sentimos amenazados.
Existe un amplio abanico de síntomas cuando estamos en alerta, y cada persona es más sensible a unos más que a otros. Es decir, hay personas que les preocupa notar los latidos de su corazón; otras temen marearse y que se puedan desvanecer al volante; notar tensión en los músculos e incluso notar temblor en las manos o en las piernas, y/o sudoración excesiva… Esto nos ocurre automáticamente cuando evaluamos la situación como peligrosa.
Lo que se teme son las consecuencias catastróficas, como atropellar a alguien o chocar con otro vehículo debido a la pérdida de control, bien por sufrir un ataque de pánico conduciendo y/o no ser capaz de tomar decisiones seguras. Otro de los pensamientos que interfiere en la conducción tiene que ver con el temor a molestar a los demás.
Existen dos sesgos en la manera de pensar:
- Sesgos cognitivos de atención (a los síntomas y/o demás usuarios)
- Sesgos de interpretación catastrófica (tendré un accidente, no seré capaz de controlar el coche…)
En definitiva, se teme sobre todo perder el control, bien sea por el estado de elevada ansiedad, bien por actuar de forma incompetente en la ejecución.
¿Cómo saber si tengo amaxofobia?
Si sientes ansiedad ante el hecho de pensar que has de conducir, o mientras conduces o si evitas ya esta actividad, sufres amaxofobia.
En cambio, no la padeces cuando:
- Llevas mucho tiempo sin conducir o conduces esporádicamente y sientes cierta inquietud ante el hecho de tener que conducir. Sin embargo, te vas adaptando cuando llevas unos minutos conduciendo.
- Sientes tensión en ciertas situaciones como aparcando, subiendo rampas, en vías con muchos camiones…
- Si dejas que conduzca otra persona por comodidad
¿Por qué tengo esta fobia específica?
(???? Si te interesa en esta otra entrada explico los motivos y los tipos de fobias)
Debido una posible triple vulnerabilidad:
- Vulnerabilidad biológica. Hace referencia, por un lado, a una hipersensibilidad neurobiológica al estrés, genéticamente determinada y por otro a tener un temperamento temeroso. Existen personas que se activan más fácilmente y les cuesta más desactivarse y además se aprecia una vulnerabilidad familiar a padecer el mismo tipo de fobia.
- Vulnerabilidad psicológica generalizada. Ocurre cuando la persona siente que no puede controlar ni predecir situaciones que le estresan. Esto se aprende por las experiencias de la infancia principalmente que tienen que ver con el estilo de educación o sucesos experimentados. La presencia de trastornos como la depresión y la ansiedad en alguno de los progenitores es un factor de riesgo.
- Vulnerabilidad psicológica específica. Sucede cuando se focaliza la ansiedad en estímulos concretos amenazantes, en este caso el conducir y acaba en una fobia específica.
¿En qué perfiles se pueden dar en la amaxofobia?
No todas las personas presentan el mismo perfil, puesto que tanto su predisposición genética, como su personalidad, sus experiencias vividas y su contexto son diferentes.
No obstante, se pueden diferenciar tres perfiles.
- Conductor/a con experiencia y pericia. La persona con muchas horas al volante, que sufre estrés crónico o agudo y debido a este estrés ha sufrido un ataque de pánico conduciendo. Sabe que conduce bien y teme perder el control por si se le repitiera otro ataque, pero tiene la obligación de seguir conduciendo. Por tanto, a grandes rasgos, se trata de un perfil que tenía una percepción del riesgo adecuada y presenta una vulnerabilidad precipitada por el estrés cotidiano.
- Conductor/a inseguro/a y temeroso/a. La persona que no le ha gustado conducir nunca, se saca el carné por presión social o porque “toca”. Puede o no haber tenido algún pequeño percance, es novel, conduce muy poco o hace tiempo que no coge el coche. De base nos encontramos con una persona temerosa, un poco insegura, que se focaliza mucho en los demás, excesivamente empática y que no quiere ser motivo de molestia. Tiene unas creencias de inferioridad y se siente incompetente al volante. Conduce con mucha tensión y excesiva prudencia, puede que haya sufrido uno o más ataques de pánico, o bien ya evite esta actividad. Por tanto, también a grandes rasgos presenta tanto la percepción del riesgo como la vulnerabilidad previa elevada.
- Conductores con una experiencia traumática. Hay personas que han sufrido en primera persona un siniestro vial o lo han vivido de forma muy cercana por algún familiar o amigo. Este acontecimiento traumático les incapacita para conducir y experimentan verdadera aversión a la conducción, incluso yendo de pasajeros, por miedo a que pudiera suceder alguna desgracia por su culpa o culpa de los demás. También hay que tener en cuenta otros factores como la gravedad del siniestro en cuanto a consecuencias negativas para la persona. Además, en el caso de que se cuente previamente con una predisposición a la vulnerabilidad y una percepción del riesgo alta, el tratamiento implicará una mayor complejidad y duración. Este perfil no es el más común.
En la práctica clínica es importante tener en cuenta todos estos aspectos para comprender y establecer el abordaje terapéutico.
¿Qué lugares y/o situaciones se temen?
- Conducir por vías rápidas como las autopistas y autovías. El hecho de que se permita circular a una velocidad de hasta 120 km/h, genera en la persona que sufre esta fobia una falsa creencia de que ha de correr sí o sí, pero no se siente capaz de hacerlo.
- Pasar por puentes, puesto que a veces está asociado a otros miedos como el de las alturas.
- Atravesar túneles porque también está asociado al de la claustrofobia, y también se tiene miedo a quedarse atrapado en un atasco.
- Otras situaciones que también se suelen evitar son las de conducir con lluvia o tormenta y/o de noche.
Tratamientos para combatir la amaxofobia
Farmacológicos
En primer lugar, hay que descartar el uso de fármacos para superar el miedo a conducir.
En el caso de los ansiolíticos, los más usados para reducir la activación del sistema nervioso vegetativo autónomo, no solo no estarían indicados, sino que están muy contraindicados en la conducción porque enlentece la velocidad de procesamiento de la información y altera la percepción.
Psicológicos
Cuando no se trate de falta de horas de práctica, los tratamientos de elección son los psicológicos.
En el caso de falta de seguridad por poca práctica, es mejor ir directamente a una escuela de formación para conductores y hacer unas clases acompañados del profesor/a vial.
Tratamiento psicológico desde el enfoque cognitivo-conductual
El tratamiento psicológico validado por la ciencia para el tratamiento de las fobias es la terapia cognitivo-conductual.
Mediante una evaluación se puede establecer si efectivamente padeces de amaxofobia, y en qué grado, puesto que no es lo mismo un grado leve que severo. En esta valoración se tiene en cuenta el historial general, el inicio y las fluctuaciones del problema, si sufres otros miedos o problemas que puedan afectar. Hay unos factores clave que se han de tener en cuenta:
- Los factores de predisposición. Lo forman el temperamento, el entorno ambiental y social con las vivencias que se han tenido y si han sido traumáticas, bien de pequeños o durante el transcurso de la vida. Así como el estilo de educación y los modelos parentales. Es muy frecuente observar en el perfil temeroso, en el caso de las mujeres, que las madres no conducen de mayores o bien nunca han conducido. En el caso de los varones los padres no han conducido mucho, no les gusta conducir o bien han tenido algún siniestro. Por otra parte, algunos esquemas mentales o creencias de las personas que se focalizan más en los demás, fomentan que el conductor ponga el foco de atención en exceso a estar pendiente del coche de atrás para no ser un estorbo.
- Los factores de precipitación. Puede que aparezca la amaxofobia de forma brusca, por estrés y/o un acontecimiento negativo o por ingerir sustancias tóxicas. Puede presentarse además de forma puntual o insidiosa, la persona va sintiendo cada vez más miedo hasta llegar a padecer la fobia.
- Los factores de mantenimiento. A veces es la familia y/o el entorno social quien refuerza que se mantenga este miedo, al querer proteger a la persona. También los rasgos de personalidad y las creencias que están muchas veces latentes y no se suelen detectar mueven a tener conductas como:
- Las conductas de evitación. Por ejemplo, dejar de conducir es uno de los motivos por los que la fobia crece. Al sentir alivio por no tener que enfrentarse a la situación que se teme, la ansiedad no solo cesa, sino que además este alivio fomenta que no vuelva a conducir.
- Las conductas de seguridad. También el tener a alguien que haga de chófer y nos acompañe en nuestras actividades, sin querer mantiene la fobia y hace que la persona no busque ayuda o quiera superar su fobia.
Por tanto, desde este enfoque terapéutico se abordan las creencias limitantes que afectan tanto a la percepción de su capacidad, como la percepción del riesgo.
Normalmente la persona que padece amaxofobia se percibe vulnerable, incapaz de conducir con naturalidad y teme perder el control del vehículo. Además, por otra parte, tiene una alta percepción del riesgo y teme que ocurra algo catastrófico al conducir.
Se trata entonces de empoderar a la persona y que sea ella misma quien se capacite para ser “el capitán o capitana” de su vehículo, por supuesto, después de haber aprendido a gestionar su ansiedad y de ser capaz de percibir la conducción con el riesgo objetivo que comporta en función de cada situación.
Además, el hecho de conocer y comprender los factores que han contribuido a su fobia, le ayuda a no sentirse culpable, sino a entender el por qué y el cómo lo vamos a solucionar.
La amaxofobia tiene una particularidad distinta a las otras fobias. Conducir con un ataque de pánico o con ansiedad elevada afecta a la seguridad y recurrir a los fármacos no empodera ni capacita, sino que se refuerza la creencia de que “si no me tomo tal o cual pastilla no podré conducir”. Además, hay que tener en cuenta que los tranquilizantes alteran las aptitudes perceptivo-motoras.
No es lo mismo enseñar a gestionar la ansiedad, que intentar controlarla, hecho que pretenden las personas antes de empezar la terapia. Cuando hay ansiedad no se está en condiciones de conducir y lo más recomendable es pararse en el primer lugar que se pueda.
Por este motivo, en el tratamiento se ha de introducir información sobre “el factor humano”, puesto que es el responsable del 95% de la siniestralidad. Esto significa que se ayuda al paciente a conocer las aptitudes psicológicas implicadas en la conducción y a ser muy conscientes de conducir con las necesarias y suficientes aptitudes. También que conozcan los factores de riesgo reales, es decir, los elementos que determinan aumentan o multiplican la probabilidad de sufrir un daño. Por estos motivos es necesario formarse y capacitarse para moverse en un entorno de incertidumbre e imprevisibilidad.
Incorporar el Mindfulness al tratamiento del miedo a conducir, posibilita un entreno de la atención con la finalidad de centrarse en el aquí y el ahora, y en este contexto. Se trata de focalizarse en el entorno y seleccionar los inputs de manera consciente.
Además de aprender a gestionar la ansiedad, conocer las aptitudes que se necesitan en la conducción, y aprender distintas estrategias y técnicas, el paciente se expondrá a la conducción con la Realidad Virtual. Así se puede ir enfrentando a las situaciones de menor a mayor dificultad acompañado/a y sin ningún riesgo.
Esta herramienta permite que el cerebro vaya asociando los distintos entornos a la normalidad. Cuando se experimentan niveles bajos de ansiedad y no hay consecuencias negativas, le ayuda a perder el miedo a los síntomas y a enfocarse en la compleja tarea de conducir. Se entrena a prestar toda la atención a la carretera y al entorno, en vez de tener la atención dividida cuando se va alternando la atención en la activación corporal y en la carretera. En esta situación sí que hay riesgo de tener un siniestro vial por no atender suficientemente a los estímulos del entorno.
¿Qué beneficios aporta incluir en la terapia la Realidad Virtual?
Estas son algunas de las ventajas de incluir en los tratamientos las nuevas tecnologías.
- Si no puedes enfrentarte en la realidad a tus miedos, te facilita el contacto con el estímulo fóbico paso a paso, a tu ritmo
- Economiza el tiempo ya que se reduce el número de sesiones
- Más oportunidad de exponerte cómodamente
- El entorno es seguro
- Mucha sensación de presencia, como en el entorno real
- Si te cuesta imaginar, los escenarios en 3D te sumergen
- Puedes expresar tus pensamientos en tiempo real y los puedes trabajar con tu terapeuta
- Puedes experimentar cómo te activas sin estar “realmente” en la situación temida
¿Cuándo no está indicado tratar la amaxofobia?
Cuando se trata de una persona que procesa la información con lentitud, puesto que el tiempo de reacción en la conducción será mayor y por tanto si hay riesgo.
Si tardamos en reaccionar más de lo necesario, no solo estamos poniendo en riesgo nuestra vida, sino también la de los demás. Por ese motivo se hacen las revisiones en los centros de reconocimiento, para descartar estos perfiles.
Antes de proceder a una terapia es recomendable asegurarnos de que la persona tiene conservadas las aptitudes perceptivo-motoras que requiere la compleja tarea de la conducción.
???? Si sufres esta fobia específica ???? y crees que te puedo ayudar, estaré encantada ❤️de escucharte y diagnosticar tu caso.
Puedes llamarme al 687562197 o contacta conmigo para informarte ????.